Nunca supe que un Hola pudiera desencadenar tantas palabras.
Ni que un ¿Cómo estás? trajera tantos sentimientos.
Ni que sufriera por las cicatrices de sus brazos como si fueran mías.
Y visto así, tampoco sabía que ibas a estar en mis sueños.
Justo donde terminan los tuyos y se hacen pesadillas.
Ni que estarías entre mis deseos de año nuevo.
Ni luchando por acabar con los fantasmas que me persiguen.
Ni que dos niños, ilusos y valientes llegarían tan lejos con tan poco.
Ni que conectáramos como pedazos de un corazón roto.
Y que a veces me pierdo, en los pasillos de mi mente.
Y a veces eres la brújula que me devuelve a mi cuarto.
Aunque yo sepa el camino mejor que tú.
Y que todas esas canciones tristes adopten un significado, solo si te vas,
y que solo si te vas, te perseguiría
rogándote que me devolvieras todas las piezas de mí que llevo regalándote,
para que veas que te quiero.
Y si no me las devolvieras lo entendería, aunque me volviera fría como el hielo.
Pero me derretiría por ti, entre las sábanas.
Y que por ti, me suicidaría las veces que haga falta.