domingo, 18 de octubre de 2015

A mi querida Madrid.

Madrid, gracias por dejarme pisar tus calles y llevarme a lugares escondidos e impredecibles que me han llenado el alma de flores.

Gracias por ese hombre que vivía de vender poemas,
El suyo lo vendía por un euro,
Y por un euro se lo compré.
Pero esa obra de arte no tiene precio.

Gracias por ese lugar encantador en el que he amado desayunar,
Ese lugar que parecía de foto, y
¿Cómo no iba a hacerla?
Fotografiar los pequeños momentos erradica las excusas para olvidarlos.

Gracias por esas puertas pintadas, esos artistas disfrazados de mundanos. Por sentir que tengo un lugar en el que puedo ser yo: loca de remate; sin sentirme comprometida.

Querida Madrid, algún día pisaré tus calles a diario. Pero de momento, me conformaré con los fines de semana.

Querida Madrid, yo te prometo volver.
Prométeme que me abrirás las calles encantada.

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